miércoles, 8 de julio de 2009

Mi ciudad se construye como un collage, no hay una ciudad, son todas y no es ninguna.

¿Necesidad de encontrar una ciudad posible, lejos de mi ciudad? ¿Necesidad de juntar las partes? No, es reconocer en cada ciudad algo de mi lugar, y trasladarlo como una parte para construir otra ciudad, mas propia, menos soñada y por lo tanto mas real, menos deseada y quizás.... posible.

Cuando conocí Venecia, nada me era desconocido, era parte de mí, familiar... desde mi mirada de arquitecta admiraba Venecia, pero me descubrí emocionada, envuelta en una sensación mágica.
Esa Venecia que me emocionaba era en realidad la Venecia de las historias escuchadas, con las que construí otra ciudad, amada desde mucho antes, a traves de quienes la amaron... Porque cada uno me describió una parte desde su mirada, me trasmitió la emoción de vivirla, la sensación mágica de recorrerla.
Y gracias a quienes la describieron antes, es que yo ya conocía Venecia...
Al llegar me invadió una sensación de curiosidad por descubrirla, por verificar que era la misma Venecia y al mismo tiempo distinta.
Conocer Venecia fué para mí una experiencia extraña, como un juego: descubrir la ciudad imaginada en la ciudad real, perderse en un laberinto de recorridos conocidos y reconocerlos a fuerza de volver al mismo lugar, un juego mágico, excitante, prevesible y desconcertante, un juego, una ciudad... posible, cada vez.

No hay comentarios.: